Algún día tenía que venir la vacación. Y aún no estoy plenamente en ella, tengo trabajo y cosas de estudio qué hacer. Pero me vale verga, nos fuimos a joder con una majada de Ingeniería -y un pendejo de Derecho- a Texistepeque, un municipio desconocido para mí hasta ahora y he venido muy contento por el vacil vergón que nos echamos.

Todo empezó muy temprano -para mí claro está- salí a las 8:30 de mi casa. Ningún cerote estaba en el original punto de encuentro, así que me fui al hospital San Juan de Dios a encontrarme con el chero de Derecho -conocido en este post como el "Negro". Luego me cae una llamada milagrosa que Wicho llevaría su carro y que nos pasaría a recoger por la iglesia Oasis. Emprendimos rumbo hacia Texis.

Cuando llegamos a la ciudad buscamos parqueo y algo qué comer. Ya andaban rondando los mentados talcigüines y los culitos también. Nos devoramos unas cuantas pupusas de ayote y revueltas y nos las bajamos con unas sodas. Rápidamente el Negro empezó a llamar la atención y le cayeron las primeras verguiadas temprano. No contento con esto, el grandioso pendejo empezó a cucar a más y más talcigüines y les decía que nos llegaran a verguiar. Sí que es pendejo este Negro, gracias a él me cayeron dos buenas verguiadas que me dejaron unos camotes en las piernas bien paloma. A Gabriel, Daniel y Wicho también les llovió verga gracias a este bendito Negro de mierda que andaba jodiendo a los talcigüines. Es que no me canso de decirlo que es bien pendejo.



Luego nos echamos unas heladas. Las sentí sumamente refrescantes, súper heladas y con un sabor exquisito. Mientras tanto empecé a ver la afluencia del sexo femenino, más que todo de santanecas ávidas por iniciar las vacaciones de semana "zángana" y que me parecieron hermosas la gran mayoría. Aunque a algunas ya las conocía, hice nuevas amistades con algunas y me reencontré con otras. En este rubro el vacil fue 10.


Luego vino un zafarrancho de una majada que anduvo cucando a un vergo de talcigüines, tenía que ser raza del Bautista. Repartieron golpes a diestra y siniestra en las espaldas de los cerotes que vi a algunos retorcerse del dolor ante mis pies. ¿Qué hacía yo en esos momentos? Proteger a unas señoritas que también les llevaban hambre esos hijos de puta de los talcigüines.




Luego nos seguíamos echando unas golden con Daniel y ya estábamos filosofando de culos y nuestras aventuras y desventuras cuando llegó la hora que valieron verga los hijos de la gran puta de los talcigüines. Llegó la hora del final y nos largamos de esa linda ciudad llamada Texistepeque, no sin antes saludar a algunos de mis amigos -he olvidado a muchos- bloggers futboleros. Muchas gracias.







Regresé a mi casa todo taleguiado y me dispuse a comer algunos sagrados alimentos. En eso Ale -un vecino y gran amigo bien talegón que tengo- me dijo que había partidillo, así que no tuve otro remedio más que darle con todo a la futboleada. No hay mejor manera de cerrar el Lunes Santo que con una buen partidito de fútbol entre los allegados y personas que les gusta practicarlo. Anoté un par de goles, serví algunas asistencias, hice filigranas y me regresé para mi casa.

Luego filosofamos de la vida con una Coca-Cola de un litro y medio y unas golosinas hasta que me dio frío en los pies y me entré a mi casa. Me bañé, me cambié, cené y escribo estas líneas luego de un gran inicio de vacaciones. Dios mediante espero estar escribiendo desde Antigua Guatemala y Panajachel a la altura del Viernes Santo y Sábado de Gloria para que sea aun mejor el vacil de esta Semana Zángana.

Y para cerrar con broche de oro, un video del Negro pendejo:





Saludos

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